El Shih Tzu, un perro del Tíbet.

En nuestra imaginación, el Tíbet evoca paisajes majestuosos y lugares llenos de espiritualidad. Sin embargo, no todo el mundo sabe que el Tíbet es también el país de origen del Shih Tzu. Una raza de perros alegres y juguetones, animales de compañía perfectos tanto para niños como para adultos. En este artículo, le daremos un poco más de información sobre este pequeño gran perro.

Normalmente tendemos a asociar esta raza con la emperatriz Tzu Hsi, que gobernó China desde 1861 hasta 1908. Sin embargo, hoy en día se sabe que los orígenes del Shih Tzu son mucho más remotos: se han encontrado tapices que lo representan desde hace 2.000 años.

Aunque los orígenes del Shih Tzu no están del todo claros, lo cierto es que esta raza, diferente del Lhasa Apso, el Pug y el Pekinés, fue seleccionada por monjes tibetanos. Los monjes budistas consideraban a los ejemplares machos de Shih Tzu animales sagrados, ya que estaban convencidos de que eran la reencarnación de los bonzos. Con el paso de los años, el Shih Tzu se convirtió en el perro favorito de la corte imperial china.

Quizá no todo el mundo sepa que la palabra "Shih Tzu" significa "león" en chino. Es innegable que los rasgos de este perro se parecen a los del león. Sin embargo, cuenta la leyenda que el Buda Manjusri iba acompañado de un pequeño "perro león" capaz de convertirse en un gran león que podía transportarle largas distancias.

Durante las dinastías Ming y Manchú, estos pequeños cánidos eran criados por eunucos de palacio y se consideraban propiedad exclusiva de la corte. Rara vez salían de palacio y, si esto ocurría, el dueño podía incluso ser condenado a muerte.

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